¿Son todos los caballos deportistas potenciales?
Todo caballo cuenta con una aptitud física básica para el desarrollo de ejercicios no competitivos, como caminar, trotar o galopar, y esto se debe a que el caballo como animal de presa ha desarrollado esta capacidad a lo largo de un proceso evolutivo. Los caballos de alto rendimiento que se desempeñan en un deporte ecuestre a nivel competitivo, en cambio, deben tener una aptitud física óptima ya que su cuerpo es sometido a un gran esfuerzo continuamente.
El buen deportista es aquel que….
… que dispone de una buena aptitud física logra desarrollar ejercicios de manera extendida en el tiempo sin experimentar síntomas de fatiga, y luego consigue recuperarse en un lapso breve. Al desarrollar cualidades como la fuerza y la elongación de los músculos, la capacidad aeróbica o la flexibilidad de las articulaciones, el caballo mejora su aptitud física y de esta manera, consigue obtener un rendimiento más alto. Se debe mejorar la aptitud física mediante programas de entrenamiento diseñados de acuerdo con la aptitud física del equino.
¿Es posible mejorar la aptitud física a ojo?
¡No, de hecho, es peligroso! ya que se puede sobreentrenar o lesionar un caballo fácilmente y hacer ejercicios sin prescripción ni planeación es riesgoso para su salud. Hay que tener en cuenta que para potenciar la aptitud física se necesita de la asesoría de un médico deportólogo y de un preparador físico. Idealmente se debe hacer a una evaluación, para esto, además de hacer un examen físico e indagar en el riesgo de enfermedades o las potenciales contraindicaciones para la realización de algún tipo de actividad, debe realizarse una prueba de esfuerzo. A través de los resultados de la evaluación de la aptitud física es posible identificar las debilidades del caballo.
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¿Cómo se hace una evaluación de la aptitud física?
Con una prueba de esfuerzo válida, que debe ser específica, pues hay muchos protocolos de prueba según el tipo de ejercicio que el caballo realice. También deben ser repetibles, es decir, debe ser posible ejecutar una prueba cualquier cantidad de veces, y obtener el mismo resultado de manera consistente. Por último, deben ser objetivas, para lo cual se deben medir variables fisiológicas indicadoras del rendimiento deportivo, siendo las más medidas el lactato y la frecuencia cardiaca antes, durante y después del ejercicio. A lo largo de un programa de entrenamiento se debe repetir estas pruebas para comparar el rendimiento de cada sesión con el inicial.